Recuerdo que cuando estaba más chavo, durante mi doctorado de prepa, solía hablar con muchísimas personas, incluso había veces (fuera de mamadas) que ni sabía el nombre del wey o weya con quien estaba hablando (nunca fui popular, sin embargo si era ubicado sin mucha dificultad).
No entiendo que veía la gente en mi (algunos siguen viéndolo) pero solían acercarse mucho para platicar conmigo de x o y cosa, incluso iban a perder el tiempo conmigo en vez de ir a fumar, pistear o echar cascara de basket o fut. Como resultado de ese ir y venir de muchas personas, fue que me hice de varios amigos y muchos más conocidos, estos segundos pss siempre serán eso, los conocidos, que cuando vas caminando en la calle y se cruzan miradas se suelta el común “que onda” o el silbidillo característico que indica lo mismo, sin embargo nunca van a ocupar el lugar de los primeros, los cuales tu vas a buscar para ir de cotorreo (interprétese por cotorreo cualquier acción que vaya desde ir a pistear, salir al cine, jugar magic, etc), llorar penas, curársela de ellos (y ellos de ti), compartir los momentos en los que tocas fondo y en los que estas lo más alto posible … simplemente, los que ocupan un lugar en tu vida.
Pues bien, lo pinche culero del asunto es cuando se mete la pata y ese lazo pasa a chingar a su madre, ¿por qué?, pues porque de un tiempo para acá, mi capacidad para conocer gente nueva en estos momentos no existe, por consecuencia, no tengo como llenar ese vacío que se produce cuando las personas se van; y no, no es por el lado de que necesite de alguien porque sienta que me quedare solo ni cosas por el estilo, si no porque mentalmente uno está preparado (o acostumbrado) a que alguien esté ahí, y el programar el pinche cerebro a que ese alguien ya no está, cuesta algo de trabajo.
Suficiente se tiene con los problemas diarios de uno mismo (trabajo, escuela, pareja, familia, hacer que tu equipo de PES 2009 se mantenga en primera division) como para darle más lata a la pequeña materia gris de uno para decirle “ah! Y por si fuera poco, ahora tienes un amigo menos!”. Es un proceso cansado y el cual, al menos en mi caso, inconscientemente busco como llenarlo de nuevo, como decía, antes no había tanto pedo, muchas personas se acercaban, pero ahora la cosa es distinta.
Ah esto se le añade que estos antes-amigos nomas no se dejan ayudar, y cuando estas tratando de arreglar o entender sus pendejadas, todavía se enojan porque no quedaron como ellos querían. Te reclaman por sus errores y supongo que están más encabronados de su incapacidad de solucionar sus problemas que tienen a desquitarse con el primero que encuentran.
Ese tipo de actitud hizo que en estos momentos haya “vacios” en mi mente y esta ya empezó en chinga a buscar llenarlos, pero ya estoy hasta la madre de tratar de ayudar siempre y no conseguirlo y todavía salir regañado.
Por eso, porque en estos momentos debo enfocarme a otras cosas, porque hace mucho que no me pongo yo primero ante los demás, porque apenas y tengo tiempo libre y porque ya no ando para esos trotes, mejor me dedicare a conservar a las pocas amistades que me quedan, y a los que ya se fueron, psss muchas gracias por todo, que les vaya bonito (o feo, porque quien quiere a fuerzas vivir sintiéndose mal y culpando a otros de sus errores pss muy su pedo) pero prefiero enfocarme a cuidar a las amistades “cuerdas” (igual y ni me extrañan, por algo ya no quieren tener contacto conmigo).
De rato.